Literatura
Marina CASTAÑO, marquesa viuda de Iria Flavia, Toda la soledad, (Barcelona, Planeta, 2001).
Aline GRIFFITH, condesa viuda de Romanones, La espía que vestía de rojo, (Madrid, Círculo de Lectores, 1988).
Paloma LAGO, Cuentos, (Planeta, 2005).
Cuca GARCÍA DE VINUESA GARDOQUI, Hijos adolescentes, (Barcelona, Martínez Roca, 2000).
Uno de los objetivos de Glamourissimo.com es cultivar nuestra mente. A continuación, Nadja Auermann les propone una interesante selección de lecturas que abarcan desde la novela al ensayo, pasando por la biografía y el género infantil.
Espero que lo disfruten.
Marina CASTAÑO, marquesa viuda de Iria Flavia, Toda la soledad, (Barcelona, Planeta, 2001).
Aline GRIFFITH, condesa viuda de Romanones, La espía que vestía de rojo, (Madrid, Círculo de Lectores, 1988).
Marisa MEDINA, Canalla de mis noches. Confesiones de una mujer adicta al juego y a las drogas, (Barcelona, Belacqua, 2003).
Paloma LAGO, Cuentos, (Planeta, 2005).
Carmen POSADAS, Yuppies, jet set, la movida y otras especies: manual del perfecto arribista, (Barcelona, Círculo de Lectores, 1989).
Beatriz de ORLEANS Y PARODI DELFINO, El arte de hacer relaciones públicas (bien), (Madrid, Aguilar, 2005).
Cuca GARCÍA DE VINUESA GARDOQUI, Hijos adolescentes, (Barcelona, Martínez Roca, 2000).
David C. HEYMANN, A Woman Named Jackie. An Intimate Biography of Jacqueline Bouvier Kennedy Onassis, (Nueva York, Carol Publishing Corporation, 1988).
1 Comments:
Estimada Madame Claude:
Le escribo porque me encuentro desolada e indignada por el trato que recibí ayer en una boutique de la Plaza del Marqués de Salamanca.
La supuesta boutique se llama Agua de Sevilla, vende objetos de decoración y complementos.
Con motivo de la redecoración de mi residencia, me dirigí a elegir unos cojines de pasamaneria toscana.
El trato de las empleadas fue de los más desgradable y vulgar al punto de que he decidido no volver.
La situación fue la siguiente; yo ya había adquirido un cojín para un sofá, el cual tuve que insistir para que me dejaran el relleno dentro.Eran tan cutres las dependientas que me insinuaron que debía sacarlo.Yo con mi natural y habitual savoir faire, reconduje la situación al punto de llevármelo tal y como estaba.
Sin embargo ayer al volver a la tienda a buscar la pareja del cojín, primero me quisieron vender uno que tenía manchas como lo más normal del mundo.
Antes había llamado por teléfono y me habían dicho que estaba agotado.Sin embargo mis impulsos viscerales me hiceron ir a comprobarlo personalmente.Y efectivamente: había otro cojín.Me habían ocultado la cerda por lo tanto.
Aquí no acaba el asunto, no me quisieron dar el relleno, lo que me supone una enorme molestia, puesto que como soy una ejecutiva muy ocupada, es otra preocupación más la que me ocasionan.El relleno tiene un coste muy pequeño en comparación con el precio del cojín.
Puesto que soy una señora no quise ponerme a la altura de Belén Esteban, que es donde se quedaron ellas.
Aconséjeme Madame Claude.
Quedandole agradecida de antemano por sus consejos le saluda.
Marta Luisa Mínguez de Pelayo
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